Gorgona, Hidras y Quimeras – las terroríficas historias de Celen y las Arpías – pueden reproducirse a si mismas dentro del cerebro de los supersticiosos… pero eso se debe a que estaban antes ahí. Son transcripciones, tipos… los arquetipos están en nuestro interior y son eternos. ¿Podría, de otra manera, afectarnos la imagen de algo, que concientemente, sabemos que es falso? Es que tenemos terror hacia tales objetos por su capacidad de inflingirnos daño corporal ¡No, ni mucho menos! Tales terrores están en nosotros desde hace mucho. Son anteriores a nuestro cuerpo… o ajenos al cuerpo que es lo mismo. Que la clase de miedo aquí expuesto es puramente espiritual, que su fuerza es proporcional a su inexistencia terrena y se muestra sobre todo en el periodo de nuestra inocente infancia… todo eso son dificultades, cuya solución puede estar en alguna probable percepción a nuestra condición anterior al nacimiento y en una mirada a la sombría tierra de la preexistencia.

Charles Lamb, Brujas y otros terrores nocturnos.

Escritor británico 1775-1834.


domingo, 20 de diciembre de 2009

Cuadro 26


El palacio Batori. 50x70cm. Acrílicos y tintas sobre cartulina. 2008.

Parecía chispear, como si de todas sus caras saliese corriente eléctrica o aire caliente…Tenia un hermoso color rojizo y parecía despedir rayos de su superficie. Era brillante pero no iluminaba a su alrededor. Parecía más bien un resplandor fluorescente.

Si el rojo y parte de los otros colores fuesen reflectados, resultaría un rojo-gris, y el mismo principio se aplicaría a los otros grises. Si casi todo el rojo o el azul fueran transmitidos, mientras los otros colores eran absorbidos, reflectados o ligeramente transmitidos, tendríamos el efecto de cristal rojo, o de cristal azul, o cristal de cualquier otro color, según el que predominase.

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