domingo, 20 de diciembre de 2009
Cuadro 46
Cuadro 45
Críptico.50x70cm.Tinta y oleos sobre collage de cartulina.2009.
Y he aquí que llegaron de a uno desde la puerta superior, la que mira al este. Cada uno llevaba en la mano su arma para la matanza, y en medio de ellos estaba un caballero con vestiduras de lino, teniendo a su lado una escribanía. Y entraron a la Tierra y se quedaron en pie, observándose.
Cuadro 35
El búho. 50x70cm.tintas y oleos sobre cartulina.2009.
Encontrar otro mundo no es únicamente un hecho imaginario. Puede ocurrirles a los hombres. Y también a los animales.
A veces las fronteras se deslizan y se confunden, basta con estar allí. Yo presencie como le ocurría esto a un búho. Este búho es vecino mío. Jamás le he hecho daño alguno, pero tiene buen cuidado en mantenerse en la copa de los árboles, volar alto y evitar a la humanidad.
Su mundo empieza donde se detiene mi débil vista. Ahora bien, una mañana nuestros campos se hallaban sumidos en una niebla extraordinariamente espesa, y yo caminaba a tientas hacia el portón. Bruscamente, aparecieron a la altura de mis ojos dos alas marrones y enormes, precedidas de un pico gigantesco, y todo se alejo como una exhalación y con un grito de terror como espero no volver a oír otro en mi vida. Este grito me obsesiono toda la mañana. Llegue hasta el punto de mirarme al espejo, preguntándome que habría en mí de espantoso.
Por fin comprendí. La frontera entre nuestros dos mundos se había borrado a causa de la niebla.
El búho que se imaginaba volar a su altura acostumbrada, vio de pronto un espectáculo sobrecogedor, contrario para el a las leyes de la Naturaleza. Había visto a un hombre que andaba por los aires, en el corazón mismo del mundo de los búhos. Había presenciado una manifestación de la rareza más absoluta que puede concebir un búho. Un hombre volador.
Ahora, cuando me ve desde arriba, lanza unos pequeños gritos, y cuando siento, descubro en ellos la incertidumbre de un espíritu cuyo universo se ha desquiciado. Ya no es, ya no volverá a ser jamás como los otros búhos.
Cuadro 32
La calle de los dormitorios. 50x70cm.Tintas y acrílicos sobre cartulina. 2009.
Las veredas, son solo corredores exteriores; discurren en todas direcciones. Es imposible hacer un mismo trayecto para llegar a un mismo lugar, salvo rehacer lo transitado. Desde los cuartos sus habitantes observan como si fueran de otro espacio en un universo de infinitas puertas y ventanas.
Cuadro 27
Las casas cercanas a Fagaras. 50x70cm. Tintas y oleos sobre cartulina. 2008.
Era una pequeña y hermosa casa, de un color muy parecido al cristal. Pero no pude ver a través de ella más que lo que se puede adivinar detrás de un color exquisito.
Al acercarme a ella, observe de pronto una sombra que se movía en su interior, pero no se veía claramente la silueta y no pude decir si era un hombre o una mujer.
Sin embargo, y para que quede claro, opino categóricamente que esta casa no era de cristal tal como nosotros lo conocemos. Era un color que había sufrido un proceso especial que se alteraba al cambiar el flujo de unas sombras interiores que se deslizaban, reptaban y modulaban en un incontenible frenesí fantasmagórico.
Cuadro 26
El palacio Batori. 50x70cm. Acrílicos y tintas sobre cartulina. 2008.
Parecía chispear, como si de todas sus caras saliese corriente eléctrica o aire caliente…Tenia un hermoso color rojizo y parecía despedir rayos de su superficie. Era brillante pero no iluminaba a su alrededor. Parecía más bien un resplandor fluorescente.
Si el rojo y parte de los otros colores fuesen reflectados, resultaría un rojo-gris, y el mismo principio se aplicaría a los otros grises. Si casi todo el rojo o el azul fueran transmitidos, mientras los otros colores eran absorbidos, reflectados o ligeramente transmitidos, tendríamos el efecto de cristal rojo, o de cristal azul, o cristal de cualquier otro color, según el que predominase.
Cuadro 25
La casa de los Vurdalac. 50x70cm. Tintas y oleos sobre cartulina.2003
Los seres rondaron insistentemente la casa durante las cinco primeras horas de la noche. Cuando la criada salio para ir al pozo de agua, les oyó conversar en idioma extranjero. Finalmente se le acercaron, uno por cada lado y uno de ellos le hablo en una lengua extraña. La chica estaba tan asustada que echo a correr, metiéndose de nuevo en la casa y no quiso ir más a la iglesia.
Cuadro 16
Cuadro 15
Cuadro 13
Cuadro 12
Cuadro 10
Cuadro 9
Cuadro 8
Cuadro 7
Cuadro 6
Cuadro 5
Cuadro 2
Cuadro 1
El medidor– 50x70cm. Tintas y acrílicos sobre cartulina.2007.
Desde el principio del tiempo se apoya sobre la tierra, donde brota la vida.
Allí donde se encuentran el cielo y la tierra, las dos envolturas del huevo del universo, hay un espacio del ancho del filo de una navaja, por el que se llega a la parte posterior del paraíso, donde no existe el sufrimiento
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